Un infinito perdido en el silencio
Encontré al salir de esa ventana,
En un certero y dulce abismo caí,
Si querer caí, pero queriéndolo como nada.
Despertar en un surco, una isla de papalotes chispeantes,
Sumergir la escarcha en una taza de delirio;
Clavar el ojo, el trueno al andar con lápices y colores,
Desafiarlo desde la línea rodante hasta las alas del ombligo.
Regresar al que pasaba soplando, avisando a los que tocase,
A aquel cautivo que cada corazón palpase el silbido del camino;
Sumergir día a día sus pasajes como galletas y sombras en entrañas del ave,
Para hacer brotar al fulgor en un trapo de nada, y hacer reír de noche, noche azul oscuro al destino.
Huellas que dejaron dormidas tanta fibra doble, cuanto remo amar,
Que ha desaparecido los bolsillos en un toque y abrazo de muerte,
Entre flores y cicatrices de una partida, amarillas de sol por cubo de suerte.
De letra caída, sangre carmesí,
Un universo que hizo soltar amarras,
Hizo poema y frenesí.
2 comentarios:
Confieso que tiene usted muy buen gusto para las pinturas
He visto tantas realidades aparte en el silencio...
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